La señorita hermosa no tenía la intención en esos momentos de dedicarse a hacer lo debido, lo cual era intensificar su acervo cultural para en un futuro salvar al mundo. Tampoco se aplicaba en tratarlo de salvar con las armas que ya tenía. Simplemente se sentía muy cansada de un día largo, solo y de trabajo con la plancha, el trapeador y los trastos. Su mente estaba también agotada mas sin embargo aun persistían algunas neuronas, aferradas a la imagen soñada, esa imagen que desataba la energía guardada y hacia que sus ojos brillaran de nuevo. Esa imagen mental que lo representaba todo.
Hurgaba en lo más superficial y en lo más recóndito de sus recuerdos y en casi todos aparecía esa imagen, esa cara tan tranquila, tan seria y tan profunda, por otro lado tan tierna, tan buena, tan perfecta con ojos profundos y lejanos, esa expresión tan neutral.
Aun así la señorita, cabizbaja, empezó a levantar su mirada, por su cuerpo entro la terrible ansiedad de ir a recorrer algún parque y divisar la luna, comenzó a sentirse si no hombre lobo, mujer lobo... coloco sus manos sobre su cabeza, cerro los ojos por un segundo y al abrirlos y mirar primero sus pies y luego sus manos... desempaño su mente y reflexionó, tomo aire y se dirigió a donde estaban los libros.
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